Una historia que tiene como eje una isla llamada Gräskar con la leyenda de estar habitada por espíritus. Esto es lo más interesante del libro y sin esto no tendría nada, porque hay que decir que la novela está plagada de incongruencias y la mitad resulta increíble. Por ejemplo, se supone que los policías protagonistas son gente muy experimentada y son héroes que en ningún momento la autora intenta ridiculizar, pero cometen errores de idiotas. Cuando empieza la investigación para averiguar quien mató a tiros a Mats Sverin, a ninguno de ellos se le ocurre que el muerto debía tener un teléfono móvil y un ordenador, aunque era director financiero del ayuntamiento de Fjällbacka y no de un indigente muerto en la calle.
Uno de los protagonistas es el policía Patrik Hedström, que se reincorpora tras una baja y después de que Erica, su mujer, escritora, haya tenido gemelos. La investigación lleva a la isla de Gräskar y a Annie, un viejo amor de Mats Sverin que también fue compañera de estudios de Erica, quien, al parecer aburrida, se dedica a investigar un poco sobre la isla, donde ahora habitan Annie y su hijo. Esta es una novela que parece escrita por un ama de casa aburrida, de hecho, y no se entiende el éxito de esta autora (voy a tener que darle otra oportunidad con algún otro libro suyo).
Los policías averiguan una conexión entre Mats Sverin y una mujer que ha huido de Suecia y de un exmarido motero y maltratador. Mats había trabajado en una asociación de ayuda a mujeres maltratadas. Siguiendo esta pista, se encuentran conque su investigación se entrecruza con otra investigación por la muerte de otro maltratador y la desaparición de su esposa y su hijo, que resultan ser Annie y Sam.
Es verdad que la novela es muy entretenida y te la acabas leyendo toda, pero es lo mejor que puede decirse de ella. El desenlace parece descabellado y simplón. También hay que decir que se intercalan muchas historias paralelas, demasiadas, cambiando de historia cada pequeño capítulo. Si le doy otra oportunidad a Camilla Läckberg ya os lo contaré. Teniendo a Donna Leon no sé por qué se lee esto.